
Códigos entre cliente y trabajador

Desde hace años, el Gobierno de España y el Minsiterio de Empleo promocionan la vida del emprendedor. Ayudas, rebajas fiscales, mejor reconocimiento social. Pero, tras esta campaña de marketing se esconden muchos pormenores, solo visibles cuando se entra de lleno en el trabajo por cuenta propia.
En una oficina, las obligaciones se reparten. El peso de un proyecto siempre es compartido, aunque algunos tengas más responsabilidades que otros. Lejos de la posibilidad de no tener jefes o establecer tu propio horario del trabajo, el autónomo se debe a clientes, proveedores y contactos. Solo en sus manos está la llave de la comunicación, que abrirá las puertas a una vida laboral más sencilla y fructífera.
La relación con el cliente no siempre es fácil por eso es importante que las dos partes se entiendan desde el primer momento. El consumidor debe tener claro qué es lo que quiere y el autónomo estar en disposición de ofrecerlo. Las dudas y sugerencias deben aparecer, será entonces cuando el entendimiento será mutuo.
Había una similitud entre regar una planta y una relación de amistad o de amor. Lo mismo sucede con los clientes. La relación no debe darse por terminada hasta que la vinculación contractual llegue a su punto final. Interesarse por la satisfacción del cliente en cuanto al trabajo que se está realizando o informarle sobre los avances del proyecto debe ser una prioridad.
Asimismo, el tema del dinero debe quedar claro antes de comenzar el trabajo. El tiempo y el esfuerzo dedicado a un proyecto debe ser recompensado. Que quede hablado, escrito y compartido. No hay que darle demasiadas vueltas a un presupuesto.
Fuente: Pymes y Autónomos